CARTA #121
Como el café y la crema, tan distintos y sin embargo, cuando nos unimos, creamos algo mágico y único. Un equilibrio perfecto de sabores y texturas que solo nosotros podemos entender. Es esa combinación inesperada pero perfecta, como si el universo nos hubiera diseñado específicamente para complementarnos. Eres como la melodía suave y dulce que llena de música los silencios de mi vida. Y yo, simplemente el silencio que acoge cada nota tuya, permitiendo que tu esencia resuene clara y profundamente en mi alma. Juntos, somos una sinfonía de sentimientos y emociones, una canción que solo nosotros podemos interpretar. Eres el calor acogedor de una manta en una noche fría, y yo, ese frío que te busca, anhelando tu calidez. En tu abrazo, encuentro mi refugio y mi paz, el consuelo que solo tu presencia puede ofrecer. Y qué decir de la dulzura que traes a mi vida... Eres como el dulce aroma de la vainilla, embriagador y reconfortante, y yo, como ese pastel recién horneado, que sin tu esencia, no...