CARTA #119
Si no me dejaran ser tu amor en esta vida, me conformaría con ser la sombra que te cuida.
No importa el cómo, no importa la medida, estaré a tu lado, en cada caída.
Si no puedo ser el refugio de tus sueños, seré el viento que aparta tus miedos pequeños.
Aunque no sea yo quien seque tus ojos risueños, estaré allí, cuidando tus pasos, aunque sean ajenos.
Si no puedo ser la voz que te calma, me convertiré en la paz que en tu noche se derrama.
Seré la luna que en tu cielo reclama, un lugar, aunque lejos, en tu cama.
Y si no puedo ser el amor que en tu pecho mora, me gustaría ser el silencio que tus palabras devora.
Estaré ahí, en cada pausa, en cada hora, protegiéndote de lejos, ahora y siempre, no solo ahora.
Me pondría mil veces delante de la sombra que te acecha, sería el murmullo que en tu oído, cualquier temor despecha.
Invisible a tus ojos, en tu camino, una leve flecha, velando por ti, en silencio, mi amor en cada brecha.
Si el destino decide que no seré quien a tu lado despierte, aceptaré ser el suspiro en el viento, la suerte que vela por ti desde lejos, en cada noche inerte, anhelando tu felicidad, aun en mi propia muerte.
RECUERDA: El amor es la voz bajo todos los silencios, la esperanza que no tiene opuesto en el miedo; la fuerza tan fuerte que la mera fuerza es debilidad: la verdad más primordial que el sol, más eterna que la estrella.
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