CARTA #102

Si pudiera pedir tres deseos al universo, mi primer deseo sería viajar en el tiempo, volver a aquel instante mágico en que te vi por primera vez. Ese momento en que tus ojos se encontraron con los míos y sentí cómo mi mundo cambiaba para siempre. Quisiera revivir ese instante en que mi corazón descubrió un nuevo ritmo, un latido que solo baila al compás de tu presencia. Esa primera vez que me enamoré de ti, ese instante en que todo lo demás perdió importancia, y solo quedaste tú, con tus ojos que se convirtieron en mi nuevo amanecer. Cómo anhelo volver a sentir la calidez de tu mirada, esa chispa única que encendió el fuego de mi amor, esa dulce conexión que se formó en un solo instante y me transformó por completo. Quiero revivir cada segundo, cada pequeña sonrisa, cada gesto tuyo que capturó mi corazón.

Mi segundo deseo sería darte mis ojos por un día. Aunque están cansados y llevan las marcas del tiempo, verías a través de ellos cuánto significas para mí. Verías que en mi mundo no existe nadie que se compare a tu belleza, que cada vez que te miro, iluminas todos mis días, incluso los más grises. Verías lo maravillosa, especial y esencial que eres en mi vida. A través de mis ojos, entenderías la profundidad de mi amor por ti, un amor tan vasto como el océano, tan inmenso como el cielo. Podrías ver cómo cada pensamiento mío te tiene a ti como protagonista, cómo cada sueño mío te incluye, cómo en cada amanecer y cada anochecer, mi primer y último pensamiento eres tú. En cada mirada, descubrirías un universo de sentimientos, una galaxia de emociones que solo tú has podido despertar en mí.

Pero si tuviera un tercer deseo, lo pediría con un suspiro y una lágrima en el ojo, desearía no haberte conocido. No porque no te ame, sino porque te amo más de lo que las palabras pueden expresar. Lo pido con dolor en el alma, porque desde que nuestros caminos se separaron, has dejado un vacío irremplazable, una sombra que ensombrece cada uno de mis días. Nuestro adiós ha dejado en mi vida una cicatriz profunda, un hueco que parece imposible de llenar. Al pedir olvidarte, buscaría un escape de este sufrimiento, un respiro de esta melancolía que me ahoga. Sería mi intento desesperado por encontrar paz en medio de un amor que, por más hermoso que sea, se ha tornado en una fuente de dolor constante y desgarrador.


RECUERDA: Siempre hay algo de locura en el amor. Pero también siempre hay algo de razón en la locura.

Comentarios

Entradas populares de este blog

CARTA #141

CARTA #140

CARTA #2