CARTA #112

Escribo esto... esta carta para ti... de un desconocido a otro. No sé tu nombre, ni tu rostro, ni la melodía de tu voz. Pero en algún lugar, siento que estás, esperándome como yo a ti...

Recientemente, me perdí en las páginas de un libro antiguo y me topé con una leyenda, la del Akai Ito. Un hilo rojo, invisible e indestructible, que conecta a aquellos destinados a estar juntos. No puedo evitar preguntarme... ¿Dónde comienza mi hilo? ¿Quién sostiene el otro extremo? ¿Sientes, a veces, un tirón suave, una llamada silenciosa que te habla de mí?

Ahora estoy aquí, sumido en mis pensamientos, preguntándome... ¿Por qué tardas tanto? Te necesito más de lo que las palabras pueden expresar. Estoy cansado de que la soledad sea mi única compañera, cansado de contemplar las estrellas en la inmensidad de la noche, solo. Cansado de las lágrimas que sólo yo sé que caen...

He recorrido caminos sin fin, cruzado puentes y escalado montañas en tu búsqueda. He sido testigo del amor en los ojos de los enamorados, y cada vez, una voz interna me susurra, "¿Cuándo llegará mi momento?" Es una pregunta que me acompaña cada día, una sombra que me sigue a donde quiera que voy...

Ahora, déjame soñar un poco contigo... ¿Cuáles son esas pequeñas cosas que te hacen sonreír? ¿Eres de los que encuentran alegría en el sabor dulce de un helado en un día caluroso, o prefieres el abrazo cálido de una taza de café en una tarde lluviosa? ¿Te encantan las gomitas en formas divertidas, quizás ositos o estrellas, que te hacen recordar momentos más simples? ¿Los perros te hacen reír con sus travesuras, o prefieres la serena compañía de los libros, esos portales a otros mundos?

Me pregunto si compartes mi fascinación por el vasto universo, por esa sensación abrumadora y maravillosa de ser tan pequeños ante la inmensidad del cosmos. ¿Te detienes alguna vez a mirar el cielo nocturno, buscando respuestas o simplemente maravillándote con la belleza de las estrellas?

Anhelo el día... sí, ese día cuando por fin, tal vez por casualidad o por destino, nos encontremos... Imagino ese instante... tan lleno de magia, donde solo una mirada bastará... y en ese silencio cargado de promesas, sabremos... sí, simplemente sabremos que era a nosotros a quienes esos hilos invisibles estaban destinados a unir...

Y hasta que llegue ese momento, sigo adelante... movido por algo que no puedo describir con palabras, algo que me dice que no debo detenerme, que debo seguir buscándote... Es una certeza profunda, un susurro de mi alma que me dice que estás allí, en algún rincón del mundo, tal vez preguntándote, como yo, dónde comienza nuestro hilo...

Quizás mañana, quizás dentro de un año, o tal vez en otra vida, nuestros destinos finalmente se entrelazarán, y todo este tiempo de espera tendrá sentido. Hasta ese día, te busco en cada amanecer, en cada atardecer, en cada estrella que adorna el cielo nocturno. Y aunque aún no te conozca, ya te amo, porque en algún lugar, siento que tú también buscas este hilo rojo que nos une.

Así que, hasta que ese día llegue, vive, disfruta, sé feliz. Come tus gomitas favoritas, ríete con ganas, baila bajo la lluvia y abrígate bien cuando haga frío. Y, por favor, cuídate mucho. Porque aunque aún no nos conozcamos, ya eres increíblemente importante para mí. Y cada noche, antes de dormir, le pido a las estrellas que te cuiden, que te guíen hacia mí.

Hasta entonces... cuídate.


RECUERDA: El amor es el símbolo de la eternidad: confunde toda noción del tiempo, borra todo recuerdo de un principio, todo temor de un final.

 

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