CARTA #45
Te amo, porque he luchado tanto para ganarte, te amo porque nunca te has rendido en nada: te amo por tu maravillosa inteligencia, te amo porque tu hermosa alma está llena de destellos que irradian alegría en mi corazón.
Y te amo porque todas las letras que componen tu nombre, no caben en ninguna mano, pero pareciera a detalle encajar con las mías.
Se puede comparar a un atardecer tu maravillosa compañía: pacífico ser de luz que ilumina cada parte de mi alma. Qué dichoso soy de poder escribirte, pues sinceramente me encantas y quiero estar contigo hasta el final de mis días.
No sé cómo explicarlo, pero de repente un día ya estabas tan adentro de mí que era imposible no sentirte como el amor de mi vida; un día me di cuenta que mis latidos ya sonaban a ti y quería dedicarte canciones: sentía las ganas de llenarte de besos por las noches, de vivir insomnios a tu lado y viajar juntos a un pueblito retirado.
De pronto quería que hiciera frío para abrazarte, que me contaras más de tus sueños para ayudarte y que la vida fuera más larga para disfrutarte.
Tal vez en esta ocasión fue el destino quien nos puso de frente, pero de aquí en adelante aunque me pusieran mil caminos para escoger, siempre elegiría el que se cruzara con el tuyo.
RECUERDA: La decisión del primer beso es la más crucial en cualquier historia de amor, porque contiene dentro de sí la rendición.
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