CARTA #135
Pero, ¿sabes cuál es mi tipo de cuento favorito? Esos que no temen mostrar la vida como es, donde los finales felices son solo un mito, y las páginas se llenan de realismo, a veces sin un solo beso.
Porque la vida, así como el amor o la salud, no siempre es perfecta, no siempre es justa. Hay días nublados, hay tormentas y hay miedos, hay lágrimas que se confunden con la lluvia.
Y entre todas esas historias, la que más resuena conmigo es la mía, porque aunque esté tejida con hilos de melancolía y alegría, en uno de sus capítulos más dulces, más vivos, te encontré a ti.
En mi trama de días grises, tú fuiste mi sorpresa, mi poesía.
Es una historia peculiar, donde el amor no era el tema central, hasta que de repente, en medio de la trama, tú apareciste.
El protagonista, que vagaba sin rumbo, encontró su final feliz, en la sonrisa de la chica más linda, en un giro del destino, nada trivial.
"Su final feliz"... Qué ironía, al ser el escritor de mi propia odisea, la pintaba de esperanzas y fantasías, olvidando que todas las historias culminan en el ocaso, en esa última despedida.
Tristemente, a mi narrativa le quedan escasas páginas en blanco, cada línea que trazo, me acerca al ineludible final.
Daría todos los capítulos por volver a escribirlos contigo, a tu lado, compartiendo cada suspiro, cada sonrisa, cada anhelo y cada pesar.
Pero como amante de la melancolía, encuentro belleza en esta trágica sinfonía, en haber compartido contigo, aunque sea por un instante, la protagonía.
Y aunque mi corazón se desgarre en el adiós, en el final de esta poesía, me consuela saber que en algún capítulo, fui parte de tu vida, de tu día.
Vaaa... me rehuso a terminar este poema, o este intento de poema.
Lo más irónico es lo que soy ahora... nunca imaginé estar escribiendo, mucho menos poemas, y tan malos, tan míos.
Pero dicen que los poemas son sentimientos convertidos en palabras, y te aseguro, cada palabra aquí está cargada de ellos, de esos susurros del corazón que en la soledad se desbordan.
Quizás nunca leas estos versos, quizás algún día, por azar, lleguen a ti, o quizás ya los hayas leído y simplemente... no te hayan movido.
Esa idea, de alguna manera, me deja un vacío, un frío.
Lo que realmente me aterra es que los leas, no por la indiferencia, eso ya lo tengo claro, sino por algo más, un temor que en las sombras se pasea, un motivo que guardo, que en este poema no declaro.
Pero siguiendo con este intento de poema, con esta mezcla de palabras que intentan rozar tu alma,
espero que tu historia, la que sigues escribiendo, sea plena, llena de esos momentos que la vida, en su misterio, derrama.
Espero que encuentres a ese príncipe de tus sueños, ese beso de amor verdadero que tanto ansiabas, como en esas historias que entre susurros lees en los atardeceres serenos, y que en tu vida, finalmente, encuentres todas esas páginas doradas.
RECUERDA: Da más fuerza saberse amado que saberse fuerte: la certeza del amor, cuando existe, nos hace invulnerables.
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